domingo, 6 de febrero de 2011

A Madrid

¿Cómo agradecerte esos bellos momentos que siempre me brindas? ¿Cómo disculparme por las duras injurias que te lancé? En cada esquina el sol brilla sobre tus fachadas, los árboles se expanden por tus largos caminos. Esos caminos que me llevan a nuevos mundos, distintas épocas, tantas sensaciones…

Te doy gracias por el amplio abanico de conocimientos que me has entregado. Por las historias que te inundan, por las leyendas que te dan vida y los viejos mitos a los que viste nacer.

Gracias por la gente que mantienes en tu cobijo. De todas las razas, religiones, sexos, edades, ideologías, costumbres… Cada una de ellas tiene muchas cosas que poder contar, pero ya lo haces tú por todos. En las callejuelas que recorro se pueden sentir las almas que en su día las recorrieron, como yo, descubriendo poco a poco cada teja, picaporte o balcón.
Deseo que algún día también me aceptes a mí entre tus brazos.

Gracias por tu cultura, eres el huerto donde los artistas de la pluma, del pincel, de la lija… dieron sus frutos exaltando la grandeza de nuestra historia.

Eres el dueño de todos y no eres el dueño de nadie. Eres odiado y amado. Yo espero que no cambies, me quedan muchos detalles y rincones que conocer, mucha gente, muchos momentos…

Gracias y adiós de nuevo, Madrid. Ojalá nos veamos pronto.






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